Como madre de 3 hijos no entendía porque me costaba mucho trabajo poder criar a 2 de mis hijos, era bastante difícil generar una relación sana, habían gritos, amenazas y castigos porque no lograba tener influencia y autoridad natural en ellos.
Claro que habían momentos que funcionaban como niños “normales” pero la mayoría del tiempo debo reconocer que eran sumamente difíciles.
Principalmente con Pato mi segundo hijo, casi todo era un problema, comer, vestirse, que obedeciera, berrinches muy frecuentes, la gente nueva, no podía alejarse de mí, había mucha energía de ataque dentro de él. El tenía una HIPER SENSIBILIDAD, donde el mundo desde que nació se volvió un lugar amenazante.
Fer, el más pequeño, estaba más en su mundo, pero lloraba todo el día y no podía entender qué era lo que sucedía con él, era sumamente reservado, muy rígido, un lenguaje literal le costaba mucho trabajo la interacción social. Él tiene una
HIPO SENSIBILIDAD, que hoy no es un problema en su vida.
Por otro lado mi hija Pame la más grande, era la niña “fácil”, "la madura” que no necesitaba de mí, Era tan independiente y alegre que la deje de “cuidar”, parecía que podía sola y era real.
Solo que a lo largo de los meses surgieron problemas de ansiedad. No me había dado cuenta que tenía una ALTA SENSIBILIDAD, y que me necesitaba.
Los 3 eran niños fácilmente lastimados, ya que la sensibilidad emocional que tenían era muy grande y terminaban en desbordes emocionales.
Es por eso que decidí compartir todos mis años de estudio y mi experiencia a miles de familias, para así como yo puedan VIVIR la TRANSFORMACiÓN que se logra en estos niños, con sólo darles lo que CADA UNO necesita para madurar.
Hoy puedo decir que le di la vuelta a los miedos que tenía unos años atrás.
Hoy agradezco a la vida y tengo a 3 niños, imperfectos como todos los seres humanos, pero amorosos, sensibles, responsables, independientes, esperando que esa semillas sigan germinando.